Amarillo y negro, esos son los colores del Sevilla FC en los dos últimos partidos. Tanto en Valladolid como en la Rep. Checa. El resultado entendemos que es lo de menos, lo horroroso es tener que ver a nuestro club por Europa y en la Liga con esos colores. Unos colores que nada tienen que ver con el sevillismo. Lo que resulta raro de todo esto es el grado de complicidad del sevillismo, con lo crítica que se le presupone a la afición sevillista, tal vez no vaya con ellos. Se escucharon algunas voces a principios de temporada con el cambio de escudo, que siendo el escudo fundacional no tiene porqué traer polémicas, pero con el cambio de colores en la equipación parece que nada de nada, y es que el departamento de marketing sabe lo que hace.
Tal vez creerán los dirigentes, que estos colores traerán éxitos como lo está haciendo el Borussia Dortmund en Alemania, o tal vez esos tribales tan preciosos de las mangas le darán poderes extras a nuestros jugadores. En todo caso no son nuestros colores, no son los colores del Sevilla, ni de los sevillistas, no los reconocemos, y esperamos cuanto antes que los jueces hagan su trabajo y dicten la sentencia que todo corrupto se merece. Otro debate es el seguir llevando la banderita rojigualda en Europa, y ninguna banderita andaluza por la Liga o por la Copa, el engaño de siempre del señor Benavente. Todos sabemos de qué pie cojea el actual Consejo de Administración, consejo de paniaguados.